miércoles, junio 27, 2012

A estas alturas ya no sé si no duermo para no soñar, o para no tener que volver a despertar. Lo cierto es que aunque quiera y lo intente no puedo, hay una eterna discusión en mi interior que rara vez me deja dormir, y que sigue ahí aún cuando logro caer en la inconsciencia, y a veces se hace más intensa cuando aparece en sueños, en esos sueños que desearías no recordar, de esos sueños que temes que se vuelvan realidad.
Es irónico que el momento del día que debería estar colmado de tranquilidad sea el momento que más inquieta y entristece.
Y luego de un rato dejas de diferenciar el dolor, ya no distingues el emocional del físico, y al final caes...y ahí estás de nuevo, en el abismo que es la oscuridad de tus propios pensamientos.





Y nada tiene sentido, ni las ideas, ni las frases, ni las palabras, ni las letras; están ahí juntas, pero nada las une, están cerca pero con una relación casi nula entre sí.

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