es mi respuesta cuando me preguntan por ti.
Porque al final de cuentas es verdad, no somos nada.
Somos la idea del miedo y el rechazo al compromiso.
Y aún siendo nada me cuidas como si fuera tuya y te hablo como si fueras mío.
Lo cierto es que, lo que es nada para nosotros, podría parecer todo para quienes nos ven desde afuera, incluso muchos de ellos quisieran tener la nada que tenemos nosotros.
Y no me molesta, siendo lo que no somos tenemos cierta libertad, que es en realidad sólo aparente, y así en apariencia está bien.
No somos nada, pero nos sentimos con derecho sobre el otro.
No somos nada, pero nos preocupamos.
No somos nada, hacemos planes juntos.
No somos nada, pero cuando nos volvemos uno significamos todo.
No somos nada, pero no queremos ser de nadie más.
No somos nada, pero te escribo para que aunque no me leas.
No somos nada ahora, y probablemente no seamos nada nunca; pero a ratos, pareciera que somos todo.
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