"Porque perdonar no es olvidar, es recordar sin rencor"
Lo dije una vez, y lo repito.
Con el tiempo aprendes que el rencor no deja nada bueno y que el olvido no es una opción realista.
Mentiría si dijera que olvidé, porque sigo siendo de las que perdona pero nunca olvida; mentiría si dijera que no hubo dolor, mentiría si dijera que no me quitó el sueño, mentiría si dijera que no hay cicatrices.
A veces de verdad desearía no recordar nada, a veces pienso que me hubiera gustado hacer las cosas de diferente manera, pero todo pasa por una razón, y en este caso todo me sirvió para aprender, para reconocerme, para crecer.
A pesar de todo no me arrepiento de nada; todavía recuerdo, pero ya no importa, ya no hay rencor, ya no hay dolor.
Hoy puedo decir que perdoné, te perdoné a ti y me perdoné a mi; porque lo merezco, merezco ser otra vez, merezco querer levantarme todos los días, merezco querer hacer cosas y salir, merezco volver a vivir por mi.
Y no lo hago por ti, porque me prometí no volver a hacer nada por alguien que en su momento no quiso hacer algo por mi; esta vez lo hago todo pensando en mí.
Porque el perdón es sólo eso, un acto de egoísmo, porque el perdón me permite seguir viviendo sin cargar peso muerto, te perdono por y para mí; porque me queda mucho tiempo que aprovechar, me queda mucho por hacer y que me hagan, me quedan cosas que aprender, personas por memorizar, caminos por recorrer, mucha vida que vivir.
Al final pasó, terminó como no debía para "nosotros"; pero terminó como debía para mi.
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